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Los chicos no lloran (Boys don't cry)


FICHA TÉCNICA

Directora: Kimberly Peirce

Guionista: Kimberly Peirce, Andy Bienen

Año: 1999

País: Estados Unidos

Premios: Óscar a mejor actriz en rol protagónico (2000), Globo de Oro a mejor actriz: Hilary Swank (1999), Independent Spirit a la mejor actriz y mejor actriz de reparto: Hilary Swank y Chlöe Sevigny (1999), Crítica cinematográfica a mejor actriz: Hilary Swank (1999)


SINOPSIS:

Los amoríos de Brandon Teena en su pueblo natal, Lincoln, le acarean una serie de problemas en cuanto a que sus vecinos no reconocen su identidad sexual. Brandon, reconocido como mujer en el momento de su nacimiento, se ha ido construyendo en torno a la apropiación continua de una identidad masculina, transgrediendo las normativas de género de su localidad. Esto conlleva a que para que pueda asumir plenamente su identidad, opta por establecer su vida en otro lugar, donde se le desligue de un pasado que lo enmarque dentro de una categoría donde no se reconoce: la de «mujer», con todos los comportamientos con la que es asociada. Así es como llega a Falls City, una ciudad lejana, donde consigue armarse un lugar entre amigos y su nueva novia.


Pero, los líos con las instituciones estatales por su pasado judicial son capaces de atravesar aquellas fronteras que intentó trazar a partir de la distancia. De esa forma, pronto es localizado por la policía y su nuevo drama está en el reconocimiento que como sujeto tiene frente al Estado, pues en los registros figura como Teena Brandon, una mujer. Al enterarse de esta aparente falta de correlación entre el sexo y el género, su círculo reacciona negativamente, no solo con la exclusión sino también con la violencia. El drama de Brandon es la representación de un drama que muchos otros atraviesan cuando transgreden un orden que no acepta la diferencia. Es tan difícil que, a menudo, en un mundo tan «alejado» como el de la crítica, las reseñas se refieren a Brandon como "una chica", negándole la identidad que asume.


Pero, la riqueza de la cinta no está solo en una violencia externa, sino que se presenta también en la forma en que se retrata el ritual de asumir una identidad (o performarla). Brandon debe lidiar con una puesta en escena día tras día que ha naturalizado -como todos nosotros-, pero que no impide que, de cuando en cuando, surjan aquellas rupturas, como la asociación entre menstruación y feminidad, que afectan negativamente en cuanto nos enmarcamos en un sistema riguroso de división sexual binaria.


ENLACES Y DOCUMENTOS DE INTERÉS:

"Boys don't cry", por Adrián González Viña.


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